Es la pregunta que más me han hecho en los meses recientes, y con mayor insistencia en las dos últimas semanas. Las personas que ya invirtieron en un generador fotovoltaico para sus casas o para sus pequeños negocios, o que están pensando hacerlo pronto, se encuentran preocupados e inquietos.
Cubrir el costo que tienen los paneles solares, inversores y demás insumos y mano de obra que se necesitan para poder generar en sus propios techos, de manera limpia y sostenible, la electricidad que demandan para satisfacer sus necesidades más esenciales, sigue representando un gran esfuerzo personal a pesar de lo mucho que han bajado los precios de estos sistemas. Por ese motivo, no quieren jugárselo en un volado.
No les faltan razones, al menos para estar alerta e investigar, ya que están siendo testigos de una histórica, incomprensible y absurda cruzada que ha emprendido el Ejecutivo federal de nuestro país en contra de la generación de energía barata, eficiente, segura, confiable, limpia y renovable. Y aunque debemos reconocer que la generación distribuida, que es aquella que se realiza en el mismo sitio en donde ha de ser consumida, la que usted y yo podemos generar desde la azotea de nuestras casas u oficinas con paneles solares, de momento no se ve afectada por las reformas a la Ley de la Industria Eléctrica que promueve el presidente, la realidad es que la sola incertidumbre y desconfianza que generan estas equivocadas políticas públicas, ya han impactado negativamente al sector, al generar temor de que las inversiones puedan quedar sujetas al riesgo de perderse.
Ante esto, es de gran importancia afirmar con claridad y de manera contundente: la inversión en paneles solares para generar energía eléctrica de pequeña escala en casas, oficinas y otros negocios e industrias, no corre ninguna clase de riesgo actualmente.
Además, es el mejor momento para hacer ese tipo de inversiones, puesto que, de aprobarse en el Senado y entrar en vigor las reformas propuestas, es alta la probabilidad de que las tarifas de electricidad se incrementen en el corto plazo, y estos proyectos son y seguirán siendo el mejor instrumento para hacer rendir mejor el presupuesto familiar en el hogar, o para incrementar la competitividad y rentabilidad de la pequeña y mediana empresa mexicanas.
Es necesario defender por todos los medios posibles, y en todos los foros, el derecho de los mexicanos a determinar su futuro, y garantizar que el mundo en el cual desean vivir, sea un planeta en el que los recursos energéticos son gestionados de manera responsable, que permita el desarrollo integral de la comunidad, pero que sea amigable con su salud y su calidad de vida. Por eso debemos continuar expresando nuestra opinión y exigiendo a quienes corresponda, que cumplan con su deber de rechazar el proyecto de reforma de la LIE, pero no debemos confundirnos y creer erróneamente que estas modificaciones comprometen de alguna forma las inversiones en generación limpia distribuida.
Más aún, si incrementamos sustancialmente y a una velocidad nunca antes vista, el despliegue de cientos de miles de pequeños proyectos, ya sea solares o eólicos de menos de 500 KW de capacidad instalada, estaremos demostrando de manera fehaciente el poder que tienen las masas, que con la suma de una enorme cantidad de pequeñas acciones individuales, son capaces de lograr muy grandes cambios favorables, que a todos benefician.
Por otro lado, un movimiento de amplio alcance y penetración como el que se menciona, tendría también un impacto social importantísimo, ya que por economías de escala, los precios de la tecnología para generar electricidad limpia podrían seguir bajando, y así estar asequibles también para las familias de menores ingresos, lo que permitiría democratizar la energía poniéndola al alcance para todos.
Es precisamente en los sectores sociales de menores ingresos donde los subsidios a los precios de la electricidad doméstica son más altos, por lo tanto, si con innovadores esquemas de financiamiento se logra que muchos de esos hogares que hoy reciben grandes subsidios tarifarios, opten por generar su propia energía en sus azoteas, las finanzas de la hacienda pública tendrían un respiro al reducirse el importe que se destina para ese objetivo, que hoy ronda los cien mil millones de pesos anualmente.
Es cierto que un proyecto tan ambicioso como este requiere no solamente un soporte tecnológico y de recursos humanos calificados de gran envergadura, sino que precisa como pilar fundamental de la participación protagónica del sector financiero, que ponga a disposición de los interesados, particulares y negocios, recursos de capital con oportunidad y tasas competitivas, que permitan avanzar a la velocidad que el planeta nos está demandando.
Finalmente, es necesario también analizar el asunto desde los impactos a la salud humana. Muchas veces para las personas no es tan clara esta conexión, porque el incremento en las enferemedades respiratorias se asocia también a la humedad, la temperatura ambiente o los cambios bruscos en ésta, a los hábitos de vestimenta y otros; sin embargo la evidencia científica comprueba que el mayor responsable de las enfermedades respiratorias y sus muertes asociadas, proviene de la deficiente calidad del aire por contenido de partículas respirables e inhalables, que provienen de la quema de combustibles fósiles para generar electricidad.
El dióxido de azufre también es un contaminante que tiene el mismo origen, la quema de combustibles altamente contaminantes, y que en muchas formas puede estar afectando la salud y calidad de vida de los seres humanos. Pocas personas conocen que el mercurio, en un alto porcentaje, proviene de la quema de carbón en plantas generadoras de electricidad, y que una vez emitido a la atmósfera, puede viajar en el aire grandes distancias hasta depositarse en campos de cultivo o fuentes de abastecimiento de agua muy lejanas, lo cual impide ver su impacto directo, pero que es muy real en nuestra salud.
No dudemos: si tenemos la posibilidad técnica y económica, generemos electricidad limpia y barata en el mismo lugar en donde la necesitamos, esto no es sólo un alivio para tu cartera, sino que es una contribución muy benéfica para toda la humanidad.
Raúl Asís Monforte González
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