Pensemos en una marca de smartphones que no sea iPhone. ¿Huawei entra en la lista?
Esa compañía china no habría existido porque Shenzhen, la ciudad en la que se basa, tampoco figuraría si no fuese por esto: en 1979 esta parte del mundo fue nombrada Zona Económica Especial por el gobierno chino.
Rápida referencia: ese mismo año nació el actor mexicano Diego Luna y en su tiempo de vida, en esa región que en los setenta la gente sólo encontraba arrozales, hoy hay una metrópoli de rascacielos en la que viven más de 12 millones de personas y cada vez más inmigrantes.
Ahora México da el turno a Puerto Chiapas; Lázaro Cárdenas, Michoacán, y al triste pero prometedor Coatzacoalcos.
Desde el viernes, esas tres nuevas Zonas Económicas Especiales ofrecen a inversionistas algo que ninguna otra población en México: producir sin pagar impuestos.
Es un hecho. Los decretos fueron publicados el viernes en el Diario Oficial de la Federación y los textos fueron lo más leído de su sitio de internet durante el fin de semana.
Quien instale una empresa en esas localidades no tendrá que pagar Impuesto sobre la Renta durante 10 años y por los siguientes cinco sólo pagará la mitad. En términos legales se trata de una 'disminución' de 100 por ciento y de 50 por ciento para cada lapso.
Si quien ahí invierte introduce a su empresa materias primas o partes para producir cualquier objeto, se ahorrarán además el IVA de los insumos. A manera de propina, esos inversionistas no pagarán la mitad de las cuotas obrero patronales que exige el Instituto Mexicano del Seguro Social. Todo, legalmente.
Ante la oferta, media centena de inversionistas de todos tamaños ya estiman inversiones que suman en conjunto cinco mil millones de dólares, de acuerdo con el gobierno. Suena ambicioso ¿pero la prestación es políticamente sostenible?
¿Qué pasará cuando llegue un presidente que sienta como única su verdad y quiera tirar este plan? Pregunté a uno de los autores de los documentos que hacen factible la estrategia.
Éstas son las zonas más seguras para invertir en México, aseguró. Los cimientos legales del decreto publicado el viernes pasan por leyes y van a dar a la Constitución. Detener el proyecto pasaría antes por los poderes Judicial y Legislativo. No es decisión del presidente en turno.
Antes de acabar el año deben revelarse los beneficios fiscales para dos zonas más: Salina Cruz, Oaxaca y Puerto Progreso, Yucatán.
La primera concluiría un proyecto añejo en México: unir con vías férreas o carreteras los dos océanos a través del istmo de Tehuantepec. Salina Cruz recibirá beneficios fiscales muy similares a los de Coatzacoalcos. Es un proyecto espejo, me dicen, y la actividad de ambas tendrá fuertes vínculos con el sector energético.
La otra, Progreso, se distinguirá del resto. Será una Zona Económica Especial, pero de nicho, dedicada a las tecnologías de la información. Ese estado luce encaminado en esa dirección. La seguridad que ofrece atrae mucho talento de mexicanos que no requieren más que una conexión de internet para trabajar.
Sobre el proyecto de las Zonas Económicas Especiales montaron una nube de escepticismo que Gerardo Gutiérrez Candiani, líder del proyecto, se encargó de quitar. Puede convertirse en un legado de esta administración merecidamente criticada por sus fallas, especialmente en materia de seguridad, pero que en lo económico sortea bien el viento en contra.
