martes, 2 de abril de 2013

Crece burbuja de valores gubernamentales en poder de extranjeros.


El saldo a valor nominal de la compra de extranjeros de valores de deuda gubernamental ascendió a 1.63 billones de pesos (mdp), equivalente a 127,694 millones de dólares (mdd) al pasado febrero, con lo que superó por primera vez en la historia, al total de la deuda externa del sector público de México de 127,078 millones del mismo periodo, de acuerdo a cifras publicadas por el Banco de México.

La brecha entre la tenencia de valores de deuda gubernamental denominada en pesos, en poder de extranjeros, y el total de la deuda externa del sector público, pudo haberse ampliado significativamente durante el pasado marzo.

De acuerdo a las últimas cifras oficiales, el saldo de los valores de deuda gubernamental en manos de residentes en el exterior ascendió al equivalente de 135,284 mdd al 15 de marzo del presente año, cifra que se estima será muy superior a la que se reportará más adelante en materia de deuda externa del sector público, al cierre de dicho mes.

El cambio en la mezcla de la deuda de México, en principio, trae beneficios al adquirir una mayor preponderancia la emisión de instrumentos denominados y liquidados en pesos como los Bonos a tasa fija, los Cetes, Udibonos y bondes D, al depender menos del financiamiento en moneda extranjera.

Para nuestro país, también trae un mayor margen de maniobra ser el emisor de la moneda que está ganado peso dentro del esquema de endeudamiento, pero algunas ventajas se pueden ver diluidas por el hecho del origen de sus compradores.

Al depender cada vez más del ahorro de los extranjeros para adquirir valores de deuda gubernamental, los dólares que ahora fluyen como rio caudaloso a nuestro país para aprovechar el diferencial de tasas, entre otras cosas, algún día querrán llevárselos de nuevo cuenta a sus lugares de origen, con la consiguiente presión alcista sobe el tipo de cambio del peso con el dólar y la caída en la disponibilidad de recursos para el financiamiento.

El cambio en la mezcla de la deuda no es malo en sí mismo. Lo que lleva a prender los focos rojos es el hecho de pensar que los flujos del exterior llegaron para quedarse. La complacencia puede llevar, incluso, también a la falta de una estrategia que impulse en mayor medida al ahorro interno, que derive en un aumento en la capacidad de compra de valores de deuda tanto del sector público como privado.

Por otro lado, algunos de los beneficios de contar con disponibilidad de financiamiento externo, derivado de la compra de extranjeros de valores gubernamentales denominados en pesos, puede generar efectos indeseables, como una apreciación excesiva del peso que lo aleje de sus fundamentales, entre otras cosas.

Al final, lo importe es no caer en la ilusión óptica del dinero barato y tomar las medidas necesarias y a tiempo que impidan la creciente dependencia de capitales que, por su naturaleza, son excesivamente

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